De manera abrasiva, tan caotico el fuego siempre ardera
mientras haya leños que quemar.
Eres el fuego que empezo por encender una pequeña llama
a un lugar indefenzo ante ti.
Ese fuego que sofocas y no se extingue.
Que crea cenizas y no se apaga,
que arde de día y de noche y no descanza,
es el fuego que no nececíta oxigeno para encender.
Es el fuego, la única llama que ilumina mi vida.
Pues no recuerdo el momento desde
que te conocí que haya vivido sin esa flama,
esa llama que tanto calienta mi corazón como
aveces lo quema y lo maltrata.
Si el amor fuera fuego...
¡Si el amor fuera fuego seguramente sería un pirómano de tu amor!
Los amores son fuegos, a veces son fuegos fatuos, a veces hogueras y las menos -pero las más memorables- son fuegos volcánicos. Todos fuegos al fin y al cabo. Calor, luz, destrucción, vida, orígen, creación, muerte, principio y fin. El círculo se cierra a nuestro alrededor. Nada tan poderoso como el amor. Nada tan aterrador y digno de vivirse.
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